Por qué llora mi gatito y cómo puedo ayudarle

Cómo calmar a un gatito que llora

Conocer las necesidades nutricionales y de desarrollo de tu gatito durante sus primeros meses de vida te ayudará a identificar el motivo de su llanto. A continuación, te mostramos los motivos más frecuentes por los que los gatitos lloran a diferentes edades y cómo calmarlos.

8 primeras semanas de vida

Los gatitos recién nacidos son sordos y ciegos. Durante sus primeras semanas de vida, es normal oírlos llorar o maullar para indicar a sus madres que tienen hambre o sienten malestar, explica Mis animales. Normalmente, los gatitos pasan las 8 primeras semanas con sus madres para alimentarse y estar arropados. El proceso de destete suele comenzar con aproximadamente un mes de vida, y dura entre 2 y 4 semanas. Durante este proceso, el gatito puede llorar porque tiene hambre y su madre no está cerca para amamantarlo. Si tu gatito tiene menos de 8 semanas y su madre no está, debes intervenir.

Cómo ayudar: si tienes que darle el biberón a tu mascota, Mis animales recomienda alimentarla solo con un sustituto de la leche específico para gatitos. Otras leches, como la de vaca, no poseen el mismo equilibrio de nutrientes, por lo que pueden ser perjudiciales. Cuando no se les esté alimentando, los gatitos de hasta 4 semanas deben permanecer en un transportín u otro lugar seguro donde haya mantas o toallas que los abriguen. Otra opción es proporcionarles una almohadilla térmica específica para ellos.

De 8 semanas a 6 meses

Los dientes de leche de los gatitos empiezan a salir alrededor de las 3 semanas, y los definitivos salen aproximadamente a los 3 meses. Según Mis animales, la dentición puede causar malestar, pero a la mayoría de los gatos no suele molestarles. Muchos alivian su malestar mordiendo objetos, aunque también pueden llorar más de lo normal. Si las encías de tu gatito se enrojecen, se inflaman o producen secreciones, o si tu mascota se lleva mucho la pata a la boca, debes contactar rápidamente con tu veterinario por si necesita un tratamiento.

Cómo ayudar: dale a tu gatito un mordedor adecuado para él. Puedes utilizar un paño húmedo frío para limpiarle las encías con suavidad. Esto tiene la ventaja añadida de que tu gato se acostumbrará a que introduzcas tu mano en su boca, lo que facilitará el cepillado más adelante. Asegúrate de que la experiencia sea agradable para que el gatito no relacione ningún dolor o incomodidad con el hecho de que le introduzcas los dedos en la boca.

Tu mascota sabrá enseguida que tú la alimentas, por lo que puede empezar a llorar cuando le toque comer o cada vez que abras el armario o entres en la habitación donde guardas su alimento. A algunas personas les encanta charlar con sus gatos y mantienen conversaciones con ellos, mientras que otras prefieren un gatito más tranquilo.

Cómo ayudar: si te gustan los gatitos comunicativos, no tendrás que esforzarte mucho. Si tienes otras preferencias, puedes aprovechar su facilidad para aprender deprisa y enseñarles a que se acerquen cuando agites el recipiente con su alimento o a que se metan con gusto a su transportín.

Desde los 6 meses hasta la edad adulta

A medida que un gatito adolescente se acerca a la edad adulta, su cuerpo y su cerebro continúan creciendo y desarrollándose. Cuando tu gato vaya alcanzando su tamaño de adulto, debes adaptar el arenero. Si notas que llora antes, durante o después de usarlo, puede deberse a una micción o defecación molesta.

Cómo ayudar: si tu gato o gatito muestra signos de malestar al utilizar el arenero, debes llevarlo al veterinario. Es importante que tu mascota disponga de un lugar seguro, limpio y cómodo donde hacer sus necesidades, incluso si no tiene ningún problema. Evalúa si el arenero es lo suficientemente grande para tu gato y si le gusta la arena. La longitud del arenero debe ser aproximadamente 1,5 veces la de tu gato, y debe ser fácil entrar y salir de él. Asegúrate de vaciarlo a diario y mantener la zona limpia y ordenada.

Cuándo llamar al veterinario

Si el llanto de tu gatito no cesa u observas otros signos de malestar, como diarrea, vómitos, letargo, disminución del apetito o un aseo excesivo, habla con tu veterinario o llama a un veterinario de guardia.

Los maullidos y el llanto cambiarán a medida que se convierta en un adulto joven, y también más adelante. Mantén una buena comunicación escuchando, respondiendo y mostrándole mucho amor.