Signos de estrés en perros: cómo controlar y tratar el estrés canino

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Encuentre alimentos que se ajusten a las necesidades de su mascota

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Muchos perros disfrutan de un estilo de vida «mimado», con camas mullidas, deliciosos premios y mucho afecto. A pesar de estas comodidades y cuidados (o incluso, a veces como consecuencia de ellos), también pueden experimentar estrés.

Los truenos, los fuegos artificiales, un nuevo bebé u otros cambios en la rutina o en el hogar pueden afectar a tu perro. Más allá de la angustia mental, estos acontecimientos estresantes pueden influir en la salud física de tu perro. Pueden dar lugar a comportamientos destructivos o agresivos. Pero, ¿cómo saber si tu perro está estresado? En este artículo veremos los signos del estrés en perros y lo que puedes hacer para ayudar.

¿Cuáles son los signos del estrés en perros?

Todos los perros son diferentes y algunos signos son mucho más sutiles que otros. Es muy importante conocer los signos más sutiles, porque a menudo se pasan por alto y, si no se detectan, pueden agravar los problemas. Los signos más frecuentes del estrés en perros son:

  • Bostezar. Este es uno de los signos de estrés que más se pasa por alto. Los perros bostezan cuando están cansados, pero el bostezo es uno de los primeros signos de que un perro se siente incómodo o ansioso en una situación.
  • Lamerse los labios. Al igual que el bostezo, a menudo se pasa por alto
  • Mostrar la parte blanca de los ojos. También se conoce como ojo de ballena.
  • Jadear.
  • Pasear y no ser capaces de calmarse.
  • Sacudidas o temblores.
  • Esconderse o encogerse de miedo.
  • Tener la cola entre las patas.
  • Orejas hacia atrás, cara tensa.
  • Pérdida de apetito.
  • Diarrea o pérdida de control intestinal.
  • Orinar dentro de casa.
  • Enseñar los dientes.
  • Gruñir.

Morder. Si crees que tu perro sufre estrés, debes ponerte en contacto con tu veterinario para programar una consulta y examinar a fondo la situación. El dolor y la enfermedad pueden ser una causa importante de los signos anteriores y de la ansiedad, por lo que tu veterinario querrá descartarlos antes de plantearse una modificación del comportamiento. El equipo veterinario puede asegurarse de que recibas la ayuda experta que necesitas. Puede que tengan a un especialista en comportamiento animal en la consulta o que te remitan a un experto. Pide siempre referencias a tu veterinario. En muchos países, el asesoramiento conductual carece totalmente de regulación y, cuando se trata del estrés y su tratamiento, necesitas acudir a alguien que sepa lo que hace.

Cómo calmar y ayudar a un perro estresado

Una de las cosas más importantes que puedes hacer es mantenerte relajado y tranquilo. Los perros son increíblemente buenos leyendo el estado emocional de su propietario y, sin duda, captarán si estas tenso, preocupado o agitado. Conoce bien a tu perro. Si sabes qué situaciones le producen estrés, puedes simplemente intentar evitarlas. El ejemplo clásico son los niños. A muchos perros (¡y a muchos adultos!) les resulta increíblemente estresante estar con niños. Si vienen visitas con niños, asegúrate de que tu perro tiene un espacio seguro donde los niños no puedan entrar. Evidentemente, algunos perros encuentran estresantes muchas cosas que tú no puedes evitar. En estos casos, tu veterinario o especialista en comportamiento puede recomendarte todas o algunas de las estrategias de gestión del estrés para tu perro que presentamos a continuación.

  1. Toma medidas para garantizar la seguridad de tu perro y de tu familia: si tu perro intenta escapar o huir durante una situación que le provoque estrés, lo mejor es trasladarlo a un lugar seguro. Si tu perro muestra una respuesta agresiva, debe ser separado físicamente de cualquier objetivo potencial de agresión.
  2. Nunca castigues a un perro que muestre signos de estrés: castigar a un animal estresado o ansioso no solo es inhumano, sino que probablemente aumentará el estrés del perro y dañará el vínculo entre tu perro y tú.
  3. Como hemos mencionado con el ejemplo de los niños, identifica y gestiona los desencadenantes del estrés.Aunque eliminar por completo estos factores desencadenantes sería la solución ideal, a menudo no es factible. Por ejemplo, no puedes controlar las tormentas, pero incluso cuando un desencadenante es inevitable, puedes minimizar su impacto haciendo cambios en el entorno. En este caso, puedes trasladar a tu perro a una habitación interior y poner ruido de fondo.
  4. Inicia un programa de modificación del comportamiento.Con la ayuda de un especialista en comportamiento, puedes trabajar para desensibilizar a tu mascota ante un desencadenante de estrés exponiéndola a un estímulo desencadenante modificado, empezando por un nivel muy bajo y aumentando gradualmente la intensidad. Otra estrategia es el contracondicionamiento: influir en tu perro para que responda a un desencadenante de forma positiva, sintiéndose relajado en vez de estresado. Esto puede conseguirse emparejando la exposición al estímulo desencadenante con algo placentero, como premios, alimentos o juguetes. A menudo se combinan la desensibilización y el contracondicionamiento. Ambas cosas deben hacerse con la orientación de un experto, ya que en realidad puedes empeorar el miedo y el estrés si se hacen de forma incorrecta.
  5. Alimenta a tu perro con una nutrición clínica formulada para los síntomas del estrés.Tu veterinario también puede sugerir un cambio en su dieta introduciendo un alimento que ayude a controlar el malestar digestivo relacionado con el estrés. Una solución nutricional altamente digestible formulada con proteína láctea hidrolizada, fibra prebiótica y jengibre puede ayudar a controlar las molestias digestivas relacionadas con el estrés en perros pequeños.
  6. Considera la posibilidad de cambiar tu estilo de vida para reducir el estrés. Al igual que en los humanos, el ejercicio regular puede contribuir a reducir el estrés general de tu perro. Pasear y jugar con tu perro os ayudará a manteneros a los dos sanos y en forma, mentalmente estimulados y relajados.
  7. También hay una serie de productos útiles para reducir el estrés, como las feromonas. Durante la consulta, tu veterinario también puede hablarte de posibles terapias farmacológicas.

Prevenir el estrés desde el principio

Más vale prevenir que curar. Si es posible, intenta elegir un perro o cachorro relajado y que venga de progenitores equilibrados y con buen temperamento. La socialización y la habituación son muy importantes en cachorros y perros jóvenes, así que asegúrate de hablar con el criador o centro de adopción sobre lo que ya se ha hecho y cómo puedes continuar gradualmente ese camino de aprendizaje. La vida puede resultar aterradora con todas esas imágenes y sonidos extraños y maravillosos de la vida familiar. Preparar a tu perro para esto de la forma adecuada puede ahorraros muchos disgustos y estrés a ambos a largo plazo. Consulta con tu veterinario sobre la forma correcta de socializar y habituar a tu perro si no estás seguro.

Por Jacqueline Neilson, doctora en Medicina Veterinaria, consultora de conducta animal

Revisado por la Dra. Emma Milne (graduada en Ciencias Veterinarias, miembro del Real Colegio de Veterinarios del Reino Unido) y el Dr. Hein Meyer (doctor en Medicina Veterinaria, doctorado, diploma ECVIM-CA)