Si alguna vez has notado a tu perro cojo, o le has oído llorando o gimiendo de dolor e incomodidad, seguro que te has hecho esta pregunta: "¿Qué puedo darle a mi perro para el dolor?" Puede ser que hayas estado tentado de dar alivio a tu mascota con medicinas de tu botiquín. Pero, ¿es una buena idea? Sigue leyendo para aprender por qué darle a tu perro analgésicos puede hacer que las cosas sólo empeoren.
P: ¿Son los analgésicos humanos sin receta seguros para mi perro?
R: En la mayoría de los casos, la respuesta es no. Estas medicinas normalmente pueden agruparse en dos categorías. La primera categoría son los Antiinflamatorios No Esteroideos (AINES) como la aspirina, el ibuprofeno o el naproxeno. El ibuprofeno y el naproxeno son más comunmente conocidos por sus nombres comerciales: Advil® y Aleve®, respectivamente. El segundo es el acetaminofeno, conocido como Tylenol® y normalmente es uno de los ingredientes de las medicinas para el catarro o la gripe.
Los AINES funcionan reduciendo el dolor causado por la inflamación mediante la inhibición de una enzima llamada ciclooxigenasa que es responsable de la producción de prostaglandinas (sustancias inflamatorias). A pesar de esto, las prostaglandinas son necesarias en ciertas cantidades para mantener algunas funciones corporales importantes, como el flujo sanguíneo renal o la coagulación sanguínea normal. Si la producción de prostaglandinas se inhibe en exceso, los efectos en la salud de tu perro pueden ser devastadores.
En cuanto al acetaminofeno, que reduce el dolor sin disminuir la inflamación, no se sabe exactamente como funciona. En cualquier caso, una cosa es cierta: puede causar daño hepático y renal en perros si se administra en cantidades tóxicas.
P: ¿Por qué esas medicinas son dañinas para los perros?
R: Hay varias razones por las que puede ser peligroso administrar analgésicos humanos a tu perro. En primer lugar, puede ser muy difícil determinar la dosis correcta y el riesgo de sobredosificar a tu perro es muy alto. Además, algunos perros son muy sensibles a los AINES así que incluso la dosis correcta puede causarles problemas. El riesgo se intensifica con otras medicaciones como los corticoesteroides, que tu perro puede estar tomando, así como algunas enfermedades como los problemas gastrointestinales, enfermedades hepáticas o problemas renales.
P: ¿Qué puede pasar si le doy alguna de estas medicinas a mi perro?
R: Si tu perro sufre una sobrdosificación accidental por analgésicos humanos, o tiene sensibilidad a dichos medicamentos, puede sufrir vómitos, diarrea, heces con sangre, pérdida de apetito, daño renal, fallo e incluso muerte.
P: ¿Es seguro darle una dosis muy baja de aspirina?
R: La aspirina, aunque sea en dosis bajas, sigue siendo un AINES. Aunque la dosis sea menor que la normal, sigue existiendo riesgo. La aspirina, independientemente de la dosis, puede dañar la barrera muchosa gástrica dando lugar a úlceras o problemas gastrointestinales.
P: ¿Hay alguna excepción en la que sí que pueda dar aspirina a mi perro?
R: En algunos casos, tu veterinario puede decirte que des una dosis mínima de aspirina a tu perro, para el dolor. En ese caso, debes seguir escrupulosamente las instrucciones de tu veterinario y darle sólo la dosis mínima efectiva y por el menor tiempo posible. Pero nunca debes darle aspirina a tu perro sin la supervisión directa de un veterinario.
P: ¿Qué puedo dar a mi perro para el dolor?
R: Mientras que la medicación humana sólo debe ser tomada por humanos, existen medicamentos formulados específicamente para ayudar a manejar el dolor de tu perro. El carprofeno, deracoxib, firocoxib, y meloxicam, son analgésicos para perros que pueden ser prescritos por los veterinarios.
Nadie quiere ver a su perro dolorido y el instinto de proporcionarle alivio lo más rápido posible puede ser difícil de resistir. Pero lo mejor para tratar el dolor de tu perro es llamar a tu veterinario, que puede explicarte la forma mejor y más segura de aliviarle el dolor a tu pequeño.
Biografía de la autora:

Jean Marie Bauhaus
Jean Marie Bauhaus Es una propietaria, bloguera y novelista de Tulsa, Oklahoma, donde suele escribir bajo la supervisión de un ejército de mascotas.